― ¡estás sangrando! ―dijo estirándose un poco para examinarme la cabeza apretando su cuerpo contra el mío. Con un pinchazo noté que tocaba donde me habia golpeado y me enseñaba la sangre.
Sin contestar, siendo consciente de la impresión que causaba con toda la ropa mojada.
Le susurré sin emitir sonido ―Follame!
Con la vista perdida en la infinidad de gotitas que caían sobre nosotros, mientras, el escalaba entre mis piernas.
El surrealismo del momento me hizo sonreír, una sonrisa clara, cristalina; Estaba agradecida de que las sensaciones me nublasen los sentidos. Sumamente agradecida de poder no pensar en nada y sentir…
Con un golpe de pulgar abrí mi navaja mientras el pasaba sus manos por mi espalda; calle sus suspiros con un beso y dejé que la cuchilla se abriese camino por la fina piel de mi muñeca. Abrazándole y sonriendo, me corté las venas disfrutando de todas las sensaciones que me regalaba mi ese suceso.
Mi vida se escapaba en un vertiginoso torbellino por el desagüe, el nadaba cegado de placer entre sangre.
7 ago 2009
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Genial, es todo lo que puedo decir. Un climax de dolor
ResponderEliminarVibrante. Despertó mucho en mi.
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